lunes, 28 de enero de 2008

En Londres, 1867, recibí una carta con un paquete que decía:

Estimado Sr. Smith:
Le escribo esta carta para delatarme a mí mismo. La culpa y el remordimiento invade mi alma, y enviándole la evidencia de mi crimen; estoy seguro que usted me creerá.
Anónimo.
El paquete contenía un cuchillo y un papel. El papel contenía una supuesta dirección con un instructivo a seguir que decía: “Tome el colectivo 67 hacia la central, camine por la calle Northooh, y entre a la casa nº 3798, abra la segunda puerta y allí encontrará la victima descuartizada”.
El cuchillo estaba todo ensangrentado, de muy gran calibre, y muy equilibrado en cuanto a su hoja y su mango. Por lo visto era personalizado.
Todo esto lo leí durante mi tiempo libre y justo vi un afiche de una hamburguesa, que por cierto era doble y la vendían en un local que recién abría. Tuve que sacarme la hamburguesa de la cabeza debido al asco que me dio el cuerpo que se encontraba en el departamento señalado en el papel.
Llamé a los refuerzos y vinieron de inmediato, junto a ellos llegaron los forenses.
El hombre, el asesino, escapó. Pero un día de estos lo voy a encontrar…

Nahuel Hernández 1º 5º C.B.

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